Los avances actuales de la física parecen corroborar lo que diversos grupos de contacto han venido afirmando por décadas: la existencia de puertas dimensionales que conectan con otra “realidad”.
En 1974, un grupo de jóvenes peruanos afirmaron haber cruzado uno de esos extraños umbrales,
un portal generado por inteligencias extraterrestres que se mueve más allá del tiempo y el espacio.
Los seres del cosmos le llaman “Xendras”, un puente de luz que podría llevarnos a diversos lugares,
incluso, a sus mismísimos mundos de origen.
Los Xendras
Desde luego, suena descabellado. Hablar de “puertas” generadas por seres de otros mundos parece una locura. Pero no lo fue para un grupo de testigos peruanos que enfrentaron ese fenómeno en enero de 1974.
Cuando empezamos este artículo (que hemos dividido en cuatro entregas) hicimos alusión a aquellos portales y la explicación que daban los extraterrestres sobre su naturaleza: una alta concentración de energía que podía anular el tiempo y el espacio.
Oxalc, la entidad que contactó con los primeros testigos, y que dio el primer pincelazo de cómo funciona un Xendra, se presentó inclusive al interior de estos umbrales luego de una cita “programada” en el desierto de Chilca, un paraje desolado a 60 Km. al sur de la ciudad de Lima. Era el inicio del Grupo Rama, movimiento de contacto que se hizo popular a escala internacional gracias a los primeros libros del periodista español J.J. Benítez, y posteriormente debido a la importante difusión que ha venido llevando a cabo uno de los principales protagonistas de esa aventura, Sixto Paz Wells.
Desde entonces, muchas personas han podido vivir las mismas experiencias, aunque la naturaleza de las mismas no siempre fue igual. Es como si las puertas fueran “distintas”, o se comportaran, como si tuviesen inteligencia propia, de acuerdo al plan de contacto de estos seres; amén de las personas que, de acuerdo a su preparación, enfrentan el paso a través del umbral con diferentes resultados. Pero, ¿qué es realmente un Xendra? ¿Cómo funciona? ¿Por qué eligieron esta forma de contacto en un principio?
Más allá de la discusión que pueda generar la realidad de estos fenómenos -que personalmente no pongo en duda por experiencia propia-, entraremos de lleno en el enigma de esas puertas y por qué razón los extraterrestres la habrían elegido como “adiestramiento” para conocerlos.
Inicialmente, los extraterrestres, o “Guías”, como les llamamos, hablaban de cuatro tipos de Xendras. Estos eran:
Xendra I
XendraII
Xendra Gimbra I
Xendra Gimbra II
Los dos primeros son de naturaleza más intensa en lo que involucra el “traslado” o “proyección” del testigo a otro lugar, pudiendo incluso desarrollarse tele-transportaciones físicas. En el caso del Xendra I, la experiencia se concentra para un testigo. En el caso del Xendra II, la experiencia puede ser vivida en grupo, hasta siete personas.
Los Xendras Gimbra guardan una correspondencia similar, pero casi siempre son colectivos, grupales, y el tipo de energía es más sutil. En estos portales no se llegan a vivir experiencias materiales, físicas y concretas, pero sí se produce un gran movimiento de energías que afecta al testigo de forma importante, además del intercambio de información que pueda darse al interior del portal. Estos Xendras son más difíciles de percibir por su naturaleza sutil, pero cumplen su función como despertadores de la conciencia y, principalmente, como “centros de preparación”. En las salidas de contacto son los más comunes de experimentar.
Es tremendamente complicado intentar explicar la mecánica de los “traslados” en un Xendra, tanto los que son de naturaleza “física” como los que se dan “en proyección”. Lo cierto es que ambos apuntan a distintas cosas. Generan reacciones diferentes en el testigo. Por ejemplo, el Xendra I involucra casi siempre un contacto concreto, con interacción con aquellos seres y más de una vez en un escenario vinculado a la procedencia de los Guías, como el interior de sus naves, bases submarinas o subterráneas e, inclusive, sus instalaciones fuera de la Tierra.
Por otra parte, el Xendra Gimbra tiene una consecuencia más “espiritual” en el testigo, pues generalmente involucra intensas visiones, diálogos, ideas e imágenes que se dan en un contexto en que no necesariamente se concreta un “traslado”. He visto, por ejemplo, a grupos ingresar dentro de un Xendra Gimbra y permanecer en el unos minutos sólo para sentir su energía y meditar en medio de ese campo de fuerza. En muchos casos en ello consistía la experiencia. Y puedo asegurar que no era poca cosa. Además, en otras experiencias algunos testigos experimentaban proyecciones “astrales” (desdoblamiento en cuerpo sutil o de luz) o el fenómeno de la bislocación (estar en dos lugares al mismo tiempo). Como fuere, parece claro que los Xendras I y II están destinados más que todo al contacto e intercambio, y los Gimbra a otro tipo de acercamiento que, si bien es cierto, no es tan “físico”, genera muchas cosas a escala espiritual y de conciencia. La pregunta es por qué los diseñaron así.
Puertas para los tiempos que vienen
De acuerdo a la visión extraterrestre, nuestro planeta se halla en tránsito a una dimensión superior de conciencia. Este “paso” no sólo involucra un estado “cualitativo” en los futuros seres humanos, sino el acceso concreto a otra realidad por la cual toda la Tierra será involucrada. Ellos hablan de la unión de nuestro tiempo con el del Universo en su naturaleza original. Es decir, que la Tierra se hallaría viviendo en una suerte de realidad paralela como parte de un Plan Superior, designio que hace de nuestro mundo una especie de “escenario escuela” que hoy entra en su etapa de madurez para reintegrase a la dinámica real del Cosmos, con todo lo que ello significa. Diversas escuelas esotéricas hablan del salto a la Cuarta Dimensión, que en Física corresponde precisamente al tiempo. Quizá he allí una explicación para ese “salto”, aunque aún no concluyente para el mundo científico. Es sólo, de momento, una teoría alucinante. Al margen de ello, hay que decir que no pocos investigadores que siguen el legado de las profecías mayas, lo que enfrentaríamos sería un “Giro del Tiempo”, algo así como la unión de nuestro “tiempo” con el que rige armónicamente a toda la creación. Un acontecimiento gravitante que va más allá de los calendarios y sistemas de medición de las antiguas culturas.
Hablamos de evento cósmico que estaría precedido por varios ajustes en el planeta que podrían involucrar transiciones intensas para la humanidad, desde los recientes cambios climáticos, crisis políticas y económicas, a enfrentamientos de naciones enteras con la sombra de la guerra planeando en cada escenario como hoy ocurre en Oriente Medio. Supuestamente, son los “síntomas” de que algo viene, de que un cambio importante está por ocurrir.
Ese cambio involucra el paso de la Tierra –siempre según el contacto extraterrestre, y de acuerdo a algunas interpretaciones, a las profecías mayas- hacia otra realidad que actualmente se halla “paralela” a la nuestra. Una realidad de la cual proceden estos seres, que también son físicos y concretos y que se mueven en el espacio en naves cósmicas, pero vibrando en otra frecuencia, fluyendo en otro estado.
Aparentemente, hacia allí nos dirigimos. Pero, ¿cuándo ocurrirá? Nadie lo sabe con certeza, pero muchos coinciden en que el año 2012 podría ser un punto de inflexión para comprender la siguiente etapa que enfrentaría la humanidad. Sea como sea, falta poco para verlo.
Los Xendras, más allá de tratarse de un mecanismo de contacto, podrían atesorar propósitos más profundos de adiestramiento para ir “conociendo” esa otra realidad que nos aguarda. E independientemente de que esos portales no hayan sido cruzados y vividos por todos, el testimonio de quienes lo hicieron, la información recibida, las sensaciones y todo lo que involucra tremendas experiencias, podrían ser importantes para aquellos que han de recibir su mensaje. Desde luego, no es nada concluyente y quedan aún varias preguntas abiertas, pero es una fuerte sensación que tengo luego de haber vivido aquellos pasos dimensionales.
Y no sólo ocurre con los Xendras
Es importante mencionar la existencia de puertas que, naturalmente, se hallan en la Tierra. Sin duda, muchas culturas las conocieron, y sobre ellas edificaron templos, pirámides y obeliscos. En ellas se producían importantes iniciaciones. Eran un puente al Cielo. Un oráculo sobrenatural, y también un secreto… Pero lo cierto es que aún hoy en día se puede sentir la magia de esos lugares, si los sabemos reconocer, o activar. Incluso en bosques, montañas o desiertos, se pueden hallar aquellas puertas, que aguardan silentes como si tuviesen vida propia el arribo de un peregrino que ve más allá de los ojos físicos.
Los Exones
Los Xendras son generalmente visibles, particularmente los de tipo I y II. Suelen ser como medias lunas brillantes, a veces blanquecinas y otras ocasiones doradas. Eventualmente arrojan “chispas” alrededor, y la sensación que producen en la persona al entrar en su campo de energía es bien marcada, como una fuerte presión en la cabeza, mareos y nauseas. No sólo ocurre por la intensidad de la energía allí concentrada, también juega en ello la preparación del testigo. No en vano muchas veces los extraterrestres recomendaron ayuno y prácticas de meditación para estar más afines y conectados a esa experiencia.
Los Gimbra también se pueden observar físicamente, aunque suelen ser más borrosos y, muchas veces, sólo se sienten. Pero ello no quiere decir que no sean intensos e importantes. Depende mucho de la sensibilidad del testigo y, obviamente, de su objetividad para discernir exactamente qué está viviendo. Este último punto no se debe dejar de lado. Y aquí debo decir -con el mayor espíritu de análisis y responsabilidad- que personalmente he visto a grupos de personas viviendo pseudos Xendras por una marcada ausencia de comprensión de la situación en terreno, quizá por el deseo vehemente de vivir una experiencia o fenómeno. Como fuere, para no caer en estas cosas hay que tener en cuenta que casi siempre los Xendras son anunciados en comunicaciones por los extraterrestres, y usualmente las puertas son precedidas por avistamientos u otras aproximaciones que no dejan duda de que estos seres están tras la generación de la experiencia. Ante estos fenómenos, más allá de su naturaleza “mágica” que cuestiona todo lo que sabemos, se debe procurar una postura equilibrada.
Y los Xendras, como decía, no son las únicas “puertas”.
Donde las líneas de fuerza de la Tierra se juntan, formando una especie de intersección o “nudo”, si queremos expresarlo así, se generan puertas de energía naturales, que pueden ser controladas para transformarlas en pasos u umbrales. La denominada Hermandad Blanca, conocida también como los Guardianes del Mundo Subterráneo –descendientes de civilizaciones perdidas como la legendaria Atlántida- son los vigilantes de estos puntos de acceso interdimensional, llamados por ellos “Exones”.
Al igual que los Xendras, los Exones se balancean entre experiencias físicas y espirituales, pero todas ellas con un poderoso ingrediente esotérico e iniciático, propio del modus operandi de la Jerarquía intraterrena.
Los Exones pueden hallarse en estado de “sueño”, y sólo se activan cuando el caminante predestinado llega a ellos, como si la puerta lo “escogiera”; o, en todo caso, en una experiencia programada y guiada por la mística Hermandad Blanca.
Y debo decir que la variedad de accesos, umbrales y experiencias, van más allá de los Xendras y los Exones. Grupos de contacto de Chile estuvieron trabajando con centros de poder que denominan “Puertas Fractales”, que aunque recuerdan el concepto general de un Exon, posee su propio mecanismo de acción y enseñanza. Tampoco puedo olvidar las puertas más importantes de todo lo que podamos abarcar: las que abre el propio ser humano. En cualquier lugar. Bajo cualquier circunstancia. Y no me refiero a puertas generadas por tecnología, como vimos anteriormente con el caso del polémico experimento Filadelfia o recientemente con la posible intención oculta de abrir pliegues en el espacio tiempo con el Gran Acelerador de Hadrones. Hablo de “abrir” puertas gracias a las potencialidades del ser humano, una capacidad inherente que puede ser desarrollada y que escondería una importante misión y destino.